Es un tema complicado determinar si el Toc es crónico o no.
La ansiedad sí acostumbra a ser crónica cuando se prolonga en el tiempo y ha evolucionado en el individuo. Lo más importante, desde la experiencia, es recibir el mejor tratamiento psiquiátrico y psicológico, y con la mayor frecuencia posible, (sin espaciarlo en el tiempo o seguirlo a medias), en los inicios de un Toc para obtener los mejores resultados. (Si no puede ser en sus inicios, en cuanto resulte posible, pero con la mayor autodeterminación por parte del paciente y del psiquiatra y psicólogo).
El objetivo que se pretende es intentar resolver el cuadro obsesivo concreto, (es decir, conocer cuáles son las obsesiones, ser conscientes de que carecen de sentido, perderles el miedo y no compulsionar, ni rumiar. tampoco ritualizar. Así hasta conseguir reducir progresivamente la sintomatología completa del cuadro, confiando en que pueda ser de forma definitiva).
Se trata de hacerle frente al propio Toc hasta ser objetivamente más fuertes que él.
Por desgracia, la mayoría de las personas afectadas por un Toc no recibe el tratamiento adecuado, o bien recibe sólo tratamiento psiquiátrico o sólo psicológico, pero muy raras veces recibe ambos de forma combinada, y es aquí donde radica el problema, pues SE PRECISAN AMBOS para garantizar los mejores resultados.
No debemos olvidar que se trata de un camino muy duro y muy largo de recorrer. Esto hace que muchos pacientes abandonen el tratamiento o no lo realicen correctamente.
La terapia psicológica, se abandona o se espacia demasiado en el tiempo (cuando debe recibirse de forma continuada), al tiempo que tendemos a reducir la medicación, al notar que nos afecta en exceso, etc.
Aquí es donde el apoyo y la ayuda del entorno cobran importancia. Sin la colaboración directa de la familia, no es exagerado afirmar que MUY DIFÍCILMENTE un afectado por el Toc consigue mejorar con éxito, ya que se trata de una enfermedad especialmente cruel, (lo “lógico” es que el paciente pierda la esperanza).
Recordemos que, al igual que sucede con el resto de enfermedades, acertar con el tratamiento puede determinar la mejoría o el empeoramiento de la sintomatología y la evolución del paciente, es decir, EL TRATAMIENTO RESULTA DETERMINANTE PARA GARANTIZAR LA RECUPERACIÓN DEL AFECTADO.
DEBEMOS, PUES, COMBINAR EL TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO (que prescribirá siempre un psiquiatra), CON EL PSICOLÓGICO (el más recomendado suele ser el COGNITIVO-CONDUCTUAL), si queremos obtener los mejores resultados.
Mi recomendación es que el afectado apele al sentido común y a su inteligencia cuando surja su obsesión y la necesidad de compulsionar, ritualizar o rumiar.
Se diga a sí mismo: “no es normal que reaparezca reiteradas veces en mi día a día una idea o imagen negativa de formas muy distintas pero en esencia, siempre con el mismo contenido. Esto no responde a una forma de ser o de sentir sino a una enfermedad que lo produce”.
Y acto seguido, continúe con su rutina diaria, aguantando la ansiedad sin analizar estas ideas o imágenes y sin compulsionar. (Todo esto, una vez esté recibiendo el tratamiento farmacológico y la terapia psicológica adecuada. Insistimos en que la de elección, por su contrastada eficacia, es la de Exposición y Prevención de Respuesta).